A la querida María Elena Alcoreza

De mirada iridiscente y voz profunda

Aún de luto y con las palabras entre la risa y las lágrimas recordamos a una destacada figura de la actuación nacional, considerada una de las mejores actrices del país no solo por su gran talento y versatilidad, sino además por su gran calidad humana. Madre modelo, amiga entrañable y maestra en el arte siempre con actitud positiva, pasión, rigor y muy buen humor.

Inició su carrera a los 12 años en la escuela de Ignacio Duchen de Córdoba aprendiendo declamación y al poco tiempo participando de programas fundacionales de la televisión boliviana. Desde siempre mostró su talento y apego por la comedia, lo que con el tiempo la llevaría a hacer dupla con otro grande de este género teatral, David Santalla. Con quién pondría en escena Toribio y Julieta, estrenando dicha obra con una temporada de 15 días y con el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez lleno de espectadores.

Los últimos proyectos de los que participó fueron; en televisión la serie “La entrega”, en cine del éxito taquillero nacional “Engaño a primera vista” y en teatro “Delirio de Lara” y “El gato con Botas” ambas obras con su elenco Mondacca/Teatro.

María Elena, multifacética y carismática siempre mantuvo gran apego por la comedia, eso de hacer reír y poner feliz a la gente era lo suyo, pero lo que realmente la llenaba era brindar su inmenso talento a los niños. Y así lo hizo, ella fue la primera animadora infantil del país, su maestra la argentina María Inés Colette le enseñó ese oficio además del de titiritera. Con el tiempo la vida se encargaría de devolverle el favor, todo el cariño que ella entregaba en el escenario se le devolvería.

Fue así aún después de su presentación de despedida realizada el 6 de noviembre del 2016 en el municipal Saavedra Pérez. Presentación a la que llegaría con la enfermedad en su fase terminal. Una vez calzadas sus amadas botas de gatito entraría al escenario revitalizada por una platea repleta de niñas y niños –entre 5 y 95 años- con los que intercambiaría risas por aplausos entregando su corazón y recibiendo amor. De esta manera María Elena le ganaría la batalla definitivamente al cáncer, de esa manera transcendería ante todos aquellos que tuvimos el privilegio de verla interpretar el mejor papel de todos, el de un ser noble, dispuesto a darlo todo, con astucia y belleza, con talento y pasión.

De mirada iridiscente y voz profunda, con alma de niña y presencia de gigante, con 1.50 desde el piso hasta la cabeza, pero con un tamaño que solo se mide en aplausos. Ella falleció, pero el cáncer jamás logró vencerla. Con alegría y entrega, siendo impecable y volviéndose eterna. Así pasó sus días María Elena Alcoreza Bedregal. María Eterna. Nena.

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